El término inglés spa significa 'balneario' y procede de la ciudad belga de ese nombre (Spa), conocida por sus baños desde la época romana. Y la teoría más difundida, aunque falsa (se trata de una etimología popular), sobre el origen de ese topónimo es que proviene de las siglas de las expresiones latinas salus per aquam o sanitas per aquam.
A partir del siglo XVII, el término comienza a generalizarse como nombre común para fuente termal o establecimiento balneario en inglés (de ahí que se piense erróneamente que su origen deriva de una palabra inglesa), para extenderse más adelante a otras lenguas.
Una de las razones por las que el término spa se ha extendido es que un balneario es un establecimiento sanitario que reúne ciertas condiciones legales, lo que impide usar esa palabra —balneario― en otros tipos de centros.
Otras palabras como baños, termas y caldas pueden servir como sustitutas, aunque no siempre se ajustan a la naturaleza de los establecimientos conocidos como spa.
Ante la necesidad de emplear un término diferenciado y para evitar el anglicismo crudo de spa, algunos proponen que, siempre que sea posible, se traduzca por balneario, baños, termas o caldas, y cuando no sirva ninguna de esas palabras, se propone adoptar el término inglés castellanizado como espá (con plural espás), tal y como se viene haciendo en nuestra lengua con casos parecidos: scanner = escáner (escáneres), standard = estándar (estándares), scooter = escúter (escúteres), slogan = eslogan (eslóganes), etc. Su género es masculino: el espá, los espás.
No obstante, dado el rápido proceso de inclusión del término en la sociedad española y, por ende, en la lengua española, otra postura, siguiendo a Mourelle Mosqueira (2007), es la de dejar el término tal cual, como se ha venido haciendo en todos los países, es decir, simplemente «spa».
Fuentes:
Fundéu BBVA
PuntoyComa nº 120